No sé bien como expresar esta sensación algo ambigua, pero es tan real en mi y tan pertinente hablando de innovación humana, que allá me lanzo. Me he pasado toda mi vida huyendo del malestar, de la angustia, de la duda, y de todo lo que se pareciera en algo a mi crisis personal. Soy un experto en parecer que todo anda bien, pero no es así. Continuamente me siento en guerra conmigo mismo, y por extensión con el mundo entero. Y veo que esto es tan común, que seguro que tú también estás metido hasta los tuétanos en este barro pringoso.
Y ahora sé que es precisamente esta puñetera crisis continua la que me está zarandeando y permitiéndome aprender, crecer, amar y por supuesto crear. ¡Duele!. La vida me duele mucho, y de aquí me surge mi motivación para moverme, cambiar y transcender. Del dolor creativo y reconocido. Gracias a las espinas, mi rosa puede florecer. Así lo siento.
¿Reconoces estos frecuentes días en los que todo nos molesta? Ratos interminables de impotencia, de frustración, de ansiedad loca, de ganas de matar a todo el mundo... Sí, esos odiosos días que muchos querríamos borrar de nuestras "inmaculadas" vida. ¡Pues ni se te ocurra eliminarlos! ¡Míralos bien! ¡Sumérgete en ellos! Porque en realidad son estos duros momentos los más valiosos que tenemos para aprender a ser dignos y auténticos humanos.
Llevo años esforzándome mucho. Quiero crear contenidos valiosos para el mundo. Deseo inspirar y ser reconocido. Lucho y me retuerzo en la dificultad. Pero continuamente me falta de inspiración y la sensibilidad, me siento desmotivado y sin fuerza, la duda y la dispersión se me hacen perpetuas, y claro, siempre está el confuso miedo de la mirada vuestra sobre mi y sobre mi trabajo. ¡Cuánto me gustaría sentirme libre de todo este infinito peso! ¡Cómo por arte de magia!
Pero no, no tan pronto... Ya sé que duele, pero todos estos síntomas de mi crisis me están hablando de mi, de lo que no me funciona y de lo que de verdad necesito ser y crear. Son como un dardo puntiagudo que me perfora hasta descubrir el centro de mi corazón, mi autentico propósito, y mi verdadero ser. Este espacio auténticamente humano que hay en mi, desde donde puedo por fin crear belleza y amor.
Esto es importante. Muy importante. Puedo pasarme años batallando en guerras absurdas, hasta que me atrevo a parar y mirar de frente todo aquello que me está molestando ahora. Y lo miro como mio, no como algo externo a mi. No algo de un Rajoy, un Obama o de un mundo en crisis. ¡No! No quiero escaparme de esto. Lo que necesito es conectar con mi sentir personal. Es mi frustración, mi miedo, mi dolor, mi rabia, mi depresión, mi lo que sea. La siento como una fuerte emoción en mi cuerpo. Una emoción que expresa una verdad vital que hay en mi. Un deseo autentico de mi emotividad personal por resolver algo.
Ya sé que es jodido quedarse sintiendo esto en el cuerpo. ¡Pero es necesario! Muchas veces con ayuda de alguien que sepa conducirnos por este camino, sin querer que nos escapemos de lo que nos pasa. Notar que me pide mover este malestar. No desde las ideas mentales, sino desde el impulso vital que me mueve en mi cuerpo.
Son momentos duros, pero que nos descubren muchas verdades, y nos despiertan al autentico creador que hay en nosotros. Así es. Gracias a toda esta aparente mierda, voy sintiendo mi agenda oculta, esa loca carrera que tengo por hacer y hacer, esperando el reconocimiento de un padre y del padre mundo. Me lo cuenta a diario mi ansiedad corporal, en forma de impaciencia y frustración.
Y gracias a estas molestias, veo que lo que me pide la vida no es hacer locamente tantas cosas, sino abandonarme a ser este espacio en calma de creación sensible desde lo más profundo de mi humanidad. Es un crear conectado con aquello que me trasciende.
Es curioso, pero ahora me siento funcionando como un termostato, usando mi ansiedad como un medidor corporal de mi integridad creadora. Cuando se me enfría mi motivación y sentido interno, el malestar me avisa. ¡Nacho, que te pierdes! Entonces puedo parar, mirar lo que me duele, y permitir que desde esto que soy yo, emerja lo que hay debajo de mi, y mis verdaderas necesidades como humano.
Todo esto no es una receta. No amigo. Es algo que voy aprendiendo de mis crisis continuas, y que lleva mucho tiempo aprenderlo experiencialmente. Yo aún soy aprendiz. Y lo voy contrastando con muchas personas creativas y conscientes, y coinciden en gran medida con un proceso similar de autoconocimiento.
¿Tú como vivencias todo esto en tu proceso creador, emprendedor, innovador o personal? ¿Te ha sido fácil crear en tu vida? ¿De dónde sacas las fuerzas y el sentido para hacerlo? Este artículo es muy relevante para mi, y deseo conversar y profundizar contigo sobre todo esto.