Un innovador se convierte en
revolucionario si actúa de forma coordinada en los siguientes
3 niveles de actividad:
- El nivel de los PROYECTOS. Es el espacio de la acción, de la creación de proyectos que valen la pena, de la promoción de las grandes ideas a la organización o a los clientes, y de la ejecución final y puesta en marcha de estas genialidades en el mundo real. Toda innovación surge de un proyecto realizado por una persona o un grupo de personas que tienen claro la brecha innovadora y evolutiva que quieren conseguir. Su valor es directo y pragmático, por lo que es plenamente reconocido por todos.
- El nivel de las ACTIVIDADES DE APOYO. Es el reducto que da soporte a los proyectos actuales y a los futuros. Es un cajón lleno de contactos personales, de libretas de ideas, de estrategias de venta, de herramientas financieras, de los múltiples aprendizajes, de la gestión revolucionaria de la información y el conocimiento, de la creación de equipos, de los apoyos tecnológicos, de la consultoría de todo tipo. Su valor es indirecto en función de su apoyo solidario a los proyectos.
- El nivel de la ESTRATEGIA INTEGRADORA. Es la magia de la visión global que coordina todo el proceso, creando una sinfonía que alinea las distintas partes en un todo integrado. Define cual es el negocio, evalúa globalmente el mercado, escanea las pautas evolutivas, comprende los sistemas bio-psico-sociales que corren bajo la superficie, integra toda la estrategia innovadora, fomenta y moviliza las inteligencias de la organización, ... y con todo ello contribuye al progreso humano. Su valor es invisible para la mayoría, aun siendo el ingrediente que marca la autentica diferencia revolucionaria.
¿Por donde se desarrolla vuestra actividad innovadora? ¿Existe un equilibrio entre los 3 niveles? En este enlace podeís ver un ejemplo de
aplicación en mi vida de esta innovación organizacional.
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