La habilidad de innovación constante no se aprende de libros, de blogs, o de la experiencia de otros. Se aprende practicando la acción de innovar una y otra vez. Creando continuamente puentes entre las utopias y la acción pragmatica. Arriesgando, probando, fallando, jugando, moviendo ficha, lanzandose a la piscina, molestando, saliendo a la calle, ... ahora, y ahora, ... y también ahora.
Más allá de los seminarios de innovación. Más allá de los blogs de innovación. Más allá del escribir sobre innovación ...
Me aplico el cuento; ACCIÓN ... con todo mi cuerpo, con toda mi energía, con toda mi mente, con todo mi valor, ...
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