Hace unos días Julen inicio una reflexión sobre la distancia que existe entre la cultura industrial y la cibercultura. Son como dos mundos incapaces de entenderse. Creo que habla por boca de muchos de los que habitamos estos mundos digitales. De ello también hablan Juan Freire y David.
A mi me pasa, por ejemplo estos días trato de explicar a la gente de mi entorno que he decidido volcarme en mi labor como bloguer por internet, y la mayor parte se escandalizan y me hablan de que no me aleje del mundo laboral como ingeniero, con su socorrida frase de que "eso de internet no es real ni da para comer".
Como Julen deja entrever, la cultura moderna industrial esta enferma, muy enferma. Y lo peor de todo es que los enfermos somos los seres humanos que navegamos por la vida sin iniciativa, sin creatividad, sin riesgo. Con poca competencia emocional, miedosos, desconcertados, llenos de prejuicios, ...
Y la cibercultura reniega de su pasado, de la cultura moderna de la que esta emergiendo lentamente ... casi como escapando, huyendo ...
Y esta huida hacia adelante para mi tiene su sentido, pues en toda evolución innovadora, primero es necesario transcender la etapa anterior, diferenciarse, renegar, mostrar que podemos ser independientes del padre industrial (más que una metáfora en mi caso ...). Luego, no se cuando, espero que venga otra etapa, la de la integración de las dos culturas, la del dialogo constructivo.
Intuyo que esto costará mucho, entre otras cosas porque la propia cultura industrial necesita resolver su disociación - o no integración - con la cultura agraria y con la naturaleza que explota. Un problema previo enquistadisimo. Por eso creo que son tan importantes todos los esfuerzos hacia un desarrollo sostenible (entre otras muchas cosas). Y mucho podemos aportar todos en este proceso.
Seguire intentando comprender con nuestros debates. Son un placer y una necesidad creativa participar en estos ciberdialogos. Y ... mucho hay en juego.
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